imitan las mareas de mi deseo.
A veces tranquilas, a veces inquietas,
ahora violentas, en furia desbordantes
derribando márgenes y límites,
como pasión ciega que viene no sé de dónde
a quemarme como fuego, sin decir porqué.
(A que sirven los porqués,
¡¿si los amantes jamás los piden?!)
En la marea alta salan mi cuerpo,
como fuera toque de una mujer
allí mismo donde más me gusta.
Luego me endulzan
cuando el río vence al mar
y logra penetrar el más fondo del océano,
como en mis momentos de mendigar amor.
Ciclones crueles, fuertes rompeolas
roban arena de la playa de mis amores,
pero solo en la laguna viven los peces,
que yo siempre quise pescar.
No comments:
Post a Comment
The author looks forward to reading your comments!
O autor aguarda seus valiosos comentários, leitor.